sábado, 22 de octubre de 2016

Una víbora y una actitud


“ Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.” (‭‭Hechos‬ ‭28:3-6‬ )
Hay momentos en la vida en el cual tenemos que decidir si nos quedamos frustrados, llorando y esperando que algo bueno acontezca o si decidimos sacudir nuestra mano. Los que miraban a Pablo comenzaron a decir que la maldición lo perseguía, pero él no prestó atención a esto, muchos están viendo lo que  sucede y no dejarán de decir : ”Algo equivocado  hay en esta persona, es una cosa tras otra”. Son palabras que nos paralizan, pero lo mejor no es apenas sacudir la mano, sino también la mente, la actitud y dejar florecer la fe. No importa cuantas víboras se prendan en tu mano. Dios no le llamó para ser consumido por las víboras de la angustia, de la desesperanza y la duda,sino para sacudirla. Cuando la gente esperaba que Pablo muriera, porque ellos conocían aquel tipo de víbora y al ver que eso no sucedía cambiaron de opinión,Ya no era Pablo para ellos una maldición sino que lo vieron como un dios. Publio el funcionario de la isla llevó a su casa porque su padre estaba enfermo. Pablo el náufrago entró en  la casa y oró por el padre de  Publio y el milagro sucedió y el  pasaje dice :“ Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.”  Hechos‬ ‭28:9-10.‬ ‭Un gran avivamiento sucedió en aquella isla y las necesidades materiales fueron suplidas. Luego que usted sacuda la víbora de tu vida en el fuego entenderá que en el plan de Dios cada cosa que sucede se convierte en oportunidades para vencer y crecer. Muchos aún están llorando lo que perdieron en la tempestad, otros están esperando la muerte porque la serpiente lo atrapó. El Espíritu Santo habita dentro de nosotros y nos desafía a mirar más allá de la tempestad, de las pérdidas y de las víboras. Hay que mirar con los ojos de la fe, porque hay alguien mucho más poderoso que la tempestad, más determinado que la víbora listo para entrar en acción abriendo las ventanas del cielo para derramar su buen tesoro y hacer prosperar las obras de sus manos. Si en tu mano tienes una víbora, sacúdela  en el fuego de la presencia de Dios, pues las serpientes no soportan el calor. 

Nada se acabará hasta que Dios haga con usted lo que Él ha planeado hacer,tu actitud es lo que cuenta para la nueva etapa de su vida. 

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