domingo, 16 de octubre de 2016

Estudio del Apocalipsis Capítulo 1 (Parte 3)


La interpretación que le dé al libro de Apocalipsis es evidente que determinará su mensaje. Existen cuatro interpretaciones básicas que son dignas de mencionar:

La interpretación futurista

La visión futurista, que a nuestro entender es la más satisfactoria, acepta el libro de Apocalipsis como profecías que en el principio aún no se han cumplido, en particular el capítulo 4 en adelante. Esta fue la interpretación de la Iglesia primitiva durante su historia más evangelista, desde los apóstoles hasta el siglo cuarto.
 Hoy en día, es la postura más aceptada por la mayoría de los maestros premilenialistas de la Biblia, una regla segura para estudiar el libro de Apocalipsis es aceptarlo en su sentido literal a menos que los hechos demuestren lo contrario.

La interpretación histórica

La visión histórica sugiere que Juan describía los principales sucesos que tendrían lugar durante la historia de la Iglesia. Por lo tanto, insinúa que podemos ver estos sucesos al mirar hacia atrás en la historia. Por supuesto, hay que hacer malabarismos para hacer encajar los sucesos históricos en la profecía. Esta teoría no tiene fundamento histórico y tiende a distorsionar el significado simple y literal.

La interpretación que espiritualiza

Existen aquellos que creen que todo el contenido del libro debe tomarse en sentido figurado o metafórico; que Juan hablaba de un conflicto espiritual y no de una experiencia física. Este punto de vista es el que sostienen la mayoría de los Amilenialistas y Posmilenialistas.  Hasta el cambio del siglo ellos ganaron muchos seguidores con la idea de que el mundo mejoraba cada vez más y que estábamos a punto de ingresar a un nuevo reino. La perpetúa degeneración de la raza humana durante el siglo veinte, dos guerras mundiales y cerca de ciento sesenta millones de muertes, los regímenes de los dictadores comunistas hicieron que esta posición sea una posición insostenible.

La interpretación preterista

La visión preterista sostiene que Juan escribió el libro antes de la destrucción del templo en el año 70 D. C. y que se refería a sucesos de sus propios días. Esto requiere un ejercicio mental que no es necesario si se aplica la regla de oro de la interpretación. Los emperadores Romanos Nerón o Domiciano a duras penas pueden cumplir con los requisitos que este libro asigna al anticristo, mucho menos la profanación del templo durante los cuarenta y dos meses o los cataclismos mundiales que todavía están por venir.

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