miércoles, 3 de julio de 2013

Dios de mi fortaleza



 


“Dios es mi fortaleza,  el cual hace mis pies como de ciervas,  y en mis alturas me hace andar".  Habacuc 3:19
 
¿Pero tú dirás cuales son mis alturas? ¿Cómo alcanzo estas alturas? ¿Qué quiere decir eso?
Normalmente  en un lugar alto usted se encontrará  solo, y sobre todo  un lugar alto es un lugar donde no muchos  van a querer  acompañarlo. ¿Usted ha estado en situaciones  donde nadie y usted entienden el porqué?
El  profeta Habacuc  estaba pasando por situaciones difíciles, donde pudo ver la escasez,  la injusticia y la maldad en medio de su pueblo.
Pero cuando  pensamos  en alturas,  la verdad es que pocos queremos  ir a estos lugares altos, porque significan riesgo,  peligros,  inmediatamente pensamos en caídas, accidentes, etc. Entonces decimos: No puedo arriesgarme, no quiero ir más allá, estoy yendo al lugar equivocado.
Nos llama  la atención que menciona a la cierva y no al ciervo.
La cierva es un tipo de venadita, una característica  de la cierva,  es su habilidad  de liderazgo, basado  en su experiencia y respetado por las ciervas más jóvenes. Pero la característica más importante a la que se está  refiriendo aquí,  es a sus patas, sus patas llegan a ser tan hábiles,  que pueden  alcanzar lugares imposibles de escalar  un humano. La aplicación para el lector de Habacuc, hay momentos que preguntamos qué es lo que Dios está haciendo, aunque con respeto y reverencia. Algunas veces no es evidente para nosotros lo que está sucediendo, especialmente si somos entregados al sufrimiento o la soledad por un tiempo prolongado, o si sufrimos una injusticia, mientras que nosotros apenas salimos adelante. El Libro de Habacuc, sin embargo, afirma que Dios es un Dios soberano y omnipotente, quien tiene todas las cosas bajo control, aun que nosotros no entendemos ciertas cosas. Nosotros sólo necesitamos estar quietos y saber que Él está trabajando, aun que aparentemente este en silencio. Él es quien dice Ser, y guarda Sus promesas. Aún cuando no podamos verlo, Él aún está en el trono del universo. Necesitamos estar enfocados en esto: “Dios el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.” (Habacuc 3:19). Permitirnos ir a las alturas es llevarnos a los lugares altos con Él, donde somos apartados del mundo. A veces la forma en que debemos ir para llegar hasta ahí, es a través de las luchas y del dolor, pero si descansamos y confiamos en Él, terminaremos donde Él nos quiere.



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