martes, 28 de febrero de 2012

Nuestras experiencias en el valle de lágrimas




Todos pasamos por el valle de lágrimas, habrá momentos en nuestras vidas que no serán de experiencias en la cima,  llena de felicidades, abundancia, eventos significativos y cosa tal, no  obstante cuando surgen las dificultades, cuando derramos nuestras lágrimas, nos preguntamos porque Dios ha permitido que suframos y hay momentos que incluso pensamos que Él nos ha abandonado, pero la Biblia dice todo lo contrario. El Salmo 23 especifica que Dios nos cuida constante y fielmente tal como un pastor a su rebaño. Este pasaje de la Biblia nos recuerda que Él siempre está presente, amándonos, protegiéndonos y guiándonos, el v 4 afirma, sin dar lugar a dudas, que podemos decir.” Aun que ande en el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tu estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Dios está con nosotros en cada momento y tiene un plan definido en cada adversidad que permite que pasemos. Aprendemos más en nuestras experiencias en el valle de lágrimas que en la cumbre del éxito. Las experiencias de este valle son inevitables, todos nosotros atravesamos por problemas  adversos en una u otra ocasión. Estas surgen por distintas razones, a menudo nuestra reacción inicial es pensar que Dios nos ha abandonado, pero Él (Dios) el buen pastor, nos lleva a lugares bajos a fin de prepararnos para ascender a la cumbre segura y firme.

Lo mejor de todo es que cada valle es solo una senda corta y no un destino final, aun que atravesemos por situaciones adversas y que Dios nos haga tropezar con alguna dificultad, Él siempre tendrá algo positivo para nosotros. He aprendido que cuanto más hondo  es el valle, mayor la importancia de lo que Dios haga por medio de esa experiencia. Los momentos más significativos  de nuestro crecimiento espiritual probablemente corresponden a las circunstancias difíciles que hayamos confrontado.

Quizá sea difícil recordarlo en medio del sufrimiento, pero la Biblia dice claramente que Dios determina la duración y la intensidad de nuestras pruebas. Si se necesita solo un poco de sufrimiento para producir una entrega más profunda, el valle de lagrimas será menos doloroso. No cabe dudas que el propósito de lo que parezca irremediable, será para que alcancemos  una comunión más íntima con Dios.

Aprendemos mas en el valle de lágrimas que en la cumbre del monte, cuando todo marcha bien es casi imposible aprender a confiar en Dios, pues, como dijo David. “En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará.”Es decir suceda lo que suceda Dios siempre suplirá nuestras necesidades. El salmo menciona también la vara y el cayado,  instrumentos que utiliza el pastor, con la vara aleja a los lobos y otros depredadores, mientras que el cayado tiene una especie de gancho para rescatar a las otras ovejas que corren peligro de resbalar o descarriarse, la Biblia es nuestra vara y nuestro cayado, pues su verdad nos impide tomar decisiones erradas y nos protege contra cualquier peligro. Cuando enfrentamos un problema  aprendemos más acerca de la naturaleza de Dios, ese proceso disciplinario siempre nos beneficiará aunque parezca demasiado severo.

Pongamos nuestra vida en sus manos y confiemos en que Él cumplirá su promesa integralmente y nos guie por amor de su Nombre. Gracias a eso nosotros lograremos alcanzar las metas que el mismo ha trazado. Nadie puede evitar completamente el sufrimiento en la vida, pero como siervos del Altísimo, podremos confrontar las dificultades con la plena certidumbre de que el estará junto a nosotros y nos sostendrá.

Si en estos momentos usted se encuentra en uno de estos valles, ruego a Dios para que le permita tener presente que,  ÉL es su Pastor Fiel.

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