Nuestra
responsabilidad es mantener abiertos nuestros oídos espirituales y ser
receptivos. Luego, cuando Dios tenga algo que decirnos, estaremos listos para
escucharle.
¿Qué le
impide tener un encuentro con Dios?
Este tipo de experiencia no está reservada
solo para los pastores, obreros o los personajes de la Biblia. El Señor Dios
quiere comunicarse con todos sus siervos, pero a veces estamos demasiado
ocupados y preocupados, que no tenemos oídos para oírlo. Si usted es un siervo
de Dios y se siente vacío, tal vez se deba a que sus oídos se encuentran en
sintonía con los sonidos y las voces del mundo. Para resaltar lo que digo,
piense en cuánto silencio experimenta usted en un día normal. ¿Hay un tiempo
cuando está callado y atento a la voz de Dios, o está su día lleno de voces y
agitaciones desde la mañana hasta la noche? Cuando Dios tiene que competir con
toda la actividad y agitación que hay en nuestra vida, su voz es ahogada. Si
usted se siente desconectado y distante del Señor Jesús, no tiene que seguir
así. Él desea relacionarse, pero usted tendrá que aquietar su espíritu,
acercarse a Él en oración y escuchar la voz de Dios hablándole por medio de su
Palabra. El momento de comenzar a acercarse a Él es ahora mismo, no cuando
usted necesite desesperadamente escucharlo.
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