El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, par cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Hechos 20:7-9
De hecho el joven cayó de la ventana, porque estaba dividido entre la Palabra de Dios y la palabra del mundo. Por el hecho de estar sentado en la ventana, muestra que ciertamente estaba poniendo más atención en los movimientos de la calle, que en la predicación del hombre de Dios.
Lo mismo ha pasado a muchas personas en los días de hoy, porque no están dando la debida importancia a la Palabra de Dios y sí por el “color” de este mundo. Muchos se encuentran igual que este joven, aun que participan de las reuniones en la Iglesia en los domingos, miércoles o viernes, están divididos entre Dios y el mundo. No tienen una fe definida, no asumieron un compromiso con Dios, se tornaron débiles, desmotivadas y totalmente vulnerables al que el mundo les ofrece.
Mientras no acontecer una verdadera conversión , cuando la persona entrega toda su vida en el altar de Dios, y pasa a vivir bajo una nueva dirección , la dirección de Dios, estará poniendo en riesgo su propia salvación y la de su familia. La Biblia describe el perfil de la persona feliz o “bienaventurada.”
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino en la ley de Dios está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”. Salmo 1:1-2
Piense en esto y que Dios los bendiga.
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