El siervo de Dios no suma, él multiplica.
El Siervo de Dios no es importante, él es
esencial.
El siervo de Dios no evangeliza, él gana
almas.
El siervo de Dios no es miedoso, él tiene
temor a Dios.
El siervo de Dios no lleva un biblia, él
lleva la espada del Espíritu.
El siervo de Dios no cuestiona, él dice, acá
estoy. El siervo de Dios no se queda callado, él está
siempre en
Espíritu.
El siervo de Dios no apenas cree, él está
seguro.
El siervo de Dios no canta, él se llena del
Espíritu.
El siervo de Dios no busca sus manos, él
busca su rostro.
El siervo de Dios no tiene pensamientos
propios, el recibe inspiraciones de lo alto.
El siervo de Dios no se deja llevar por su
corazón, el obedece la voz del Espíritu Santo.
El siervo de Dios no escucha lo que quiere
oír, él está atento a lo que Dios le habla.
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