viernes, 16 de marzo de 2012

El Siervo de Dios.


        El siervo de Dios no suma, él multiplica.
        El Siervo de Dios no es importante, él es esencial.
        El siervo de Dios no evangeliza, él gana almas.
        El siervo de Dios no es miedoso, él tiene temor a Dios.
        El siervo de Dios no lleva un biblia, él lleva la espada del   Espíritu.
      El siervo de Dios no cuestiona, él dice, acá estoy.                          El siervo de Dios no se queda callado, él está siempre en  
    Espíritu.
       El siervo de Dios no apenas cree, él está seguro.
     El siervo de Dios no canta, él se llena del Espíritu.
        El siervo de Dios no busca sus manos, él busca su rostro.
         El siervo de Dios no tiene pensamientos propios, el recibe inspiraciones de lo alto.
         El siervo de Dios no se deja llevar por su corazón, el obedece la voz del Espíritu Santo.
      El siervo de Dios no escucha lo que quiere oír, él está atento a lo que Dios le habla.
 Marcela Avelino.

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