Si usted
quiere madurar de verdad espiritualmente, no basta con solamente ser instruido
por la palabra de Dios. Es posible que le encante ir a la iglesia o escuchar el
programa de radio, ver la televisión o el IURDTV. Puede hablar de todo lo
que oye y dar por sentado que está creciendo, porque su conocimiento está
aumentado. Sin embargo, si no se une en realidad más a Dios dejando que su
palabra le transforme interiormente, su mente simplemente seguirá
llenándose de información. Es posible que, incluso, parezca una persona
espiritual que es admirada por la capacidad de citar capítulos y versículos de
la Biblia. Pero no se da el paso siguiente y permite que Dios toque la vida de
otros por medio de usted, no ha captado la idea.
El crecimiento espiritual es el
resultado de poner en práctica de la verdad que usted recibe de Dios. Dios
quiere que regale lo que Él le da, es decir, amando y sirviendo a otros, y
compartiendo la verdad del evangelio. Nuestro ejemplo es Jesús, quien dijo que
no vino para ser servido, sino para servir, incluso a los más desechados en su
sociedad (Mt 20:28). Él pudo haberse exaltado a sí mismo pasando todo su tiempo
predicando y enseñando. Pero Jesús hacía solamente la voluntad del padre, que
era revelar su amoroso corazón a un mundo arruinado. El Señor se involucró
abnegadamente en las vidas de las personas, y nos llama a seguir sus pisadas.
El plan de Dios es alcanzar a
todo el mundo por medio de usted. Si no fuera así, Él lo había llevado al cielo
tan pronto como fue salvo. Pero usted está aquí con un propósito: compartir la
vida de Jesús con los que sufren, y necesitan con desesperación experimentar el
amor de Dios.