“Dios es mi fortaleza, el cual hace mis pies
como de ciervas, y en mis alturas me hace andar". Habacuc 3:19
¿Pero tú dirás cuales son mis alturas? ¿Cómo
alcanzo estas alturas? ¿Qué quiere decir eso?
Normalmente en un lugar alto usted se
encontrará solo, y sobre todo un lugar alto es un lugar donde no
muchos van a querer acompañarlo. ¿Usted ha estado en situaciones
donde nadie y usted entienden el porqué?
El profeta Habacuc estaba pasando por situaciones
difíciles, donde pudo ver la escasez, la injusticia y la maldad en medio
de su pueblo.
Pero cuando pensamos en alturas,
la verdad es que pocos queremos ir a estos lugares altos, porque
significan riesgo, peligros, inmediatamente pensamos en caídas,
accidentes, etc. Entonces decimos: No puedo arriesgarme, no quiero ir más allá,
estoy yendo al lugar equivocado.
Nos llama la atención que menciona a la
cierva y no al ciervo.
La cierva es un tipo de venadita, una
característica de la cierva, es su habilidad de liderazgo,
basado en su experiencia y respetado por las ciervas más jóvenes. Pero la
característica más importante a la que se está refiriendo aquí, es
a sus patas, sus patas llegan a ser tan hábiles, que pueden
alcanzar lugares imposibles de escalar un humano. La aplicación
para el lector de Habacuc, hay momentos que preguntamos qué es lo que Dios está
haciendo, aunque con respeto y reverencia. Algunas veces no es evidente para
nosotros lo que está sucediendo, especialmente si somos entregados al
sufrimiento o la soledad por un tiempo prolongado, o si sufrimos una
injusticia, mientras que nosotros apenas salimos adelante. El Libro de Habacuc,
sin embargo, afirma que Dios es un Dios soberano y omnipotente, quien tiene
todas las cosas bajo control, aun que nosotros no entendemos ciertas cosas.
Nosotros sólo necesitamos estar quietos y saber que Él está trabajando, aun que
aparentemente este en silencio. Él es quien dice Ser, y guarda Sus promesas.
Aún cuando no podamos verlo, Él aún está en el trono del universo. Necesitamos
estar enfocados en esto: “Dios el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies
como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.” (Habacuc 3:19). Permitirnos
ir a las alturas es llevarnos a los lugares altos con Él, donde somos apartados
del mundo. A veces la forma en que debemos ir para llegar hasta ahí, es a
través de las luchas y del dolor, pero si descansamos y confiamos en Él,
terminaremos donde Él nos quiere.
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