jueves, 20 de septiembre de 2012

Nada a temer


"¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios." Isaías 50:10

 Las guerras espirituales son profundas y muy fuertes. Para obtener victoria sobre las mismas, es necesario, en primer lugar, la victoria sobre las emociones. El espíritu humano es la sede del Espíritu de Dios. Nuestro espíritu capta al Eterno. Por eso, la meta del diablo es llevarnos hacia la oscuridad espiritual, de modo que desesperemos. El Señor permite esas guerras para que tengamos la oportunidad de confirmar la autoridad de la victoria de Jesús:
"He aquí os doy potestad... sobre toda fuerza del enemigo." ¿Pero qué podemos hacer en la práctica, cuando nuestro espíritu es conducido en medio de una oscuridad indescriptible? Confiar en el Señor - pese a que no sintamos nada.
Si no viene respuesta de lo alto, si parece que estamos sin salida y si interiormente nos sentimos como en el fondo de un pozo, entonces debemos hacer lo que dice Isaías: "Confíe en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios." si nos afirmamos en el Señor Jesús, asumimos la postura victoriosa de Job, quien exclamó: "Yo sé que mi redentor vive." 

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