Un hombre ciego ha recuperado la vista después de que se le sometiera a un trasplante de células madre en Estados Unidos. Mike May, de California, quedó invidente hace cuatro décadas a la edad de tres años, cuando como consecuencia de un accidente perdió un ojo y se lesionó el otro. La intervención quirúrgica practicada a May consistió en el reemplazo del tejido dañado de la córnea de su ojo derecho por células madre adultas obtenidas de la región del limbos, un aro alrededor de la córnea. Cinco meses después de que se le practicara la operación, era capaz de detectar movimientos casi normalmente, y de ver formas y colores, según la revista Nature Neurociencie. Dos años después, podía ver formas, colores y movimiento casi normalmente. A pesar del éxito médico, May no se siente del todo cómodo con su nueva condición de vidente. Antes de la operación, May era un aficionado del esquí, que practicaba siguiendo instrucciones verbales. Ahora, sin embargo, tiene el temor de padecer un accidente durante la práctica de ese deporte. ¿Igualmente May se siente ahora menos confiado cuando cruza una calle? Es muy curioso que nuestra naturaleza humana siempre querrá está atado a algo. Si no vemos, nos gusta no ver aunque recobramos la vista. Si no tenemos dinero y vivimos en pobreza, pues nos gusta esa condición y no queremos salir de ella. Si padecemos de alguna enfermedad, pues la hacemos nuestra y no queremos que salga de nosotros. Cuando recibimos la sanidad de Dios en nuestra vida, sea en el alma o en nuestro cuerpo físico; pues lo correcto es vivir como personas sanas. Dejar atrás los dolores y los recuerdos de cuando éramos ciegos, cojos o autocompasivos. Ser sano es ser libre completamente y vivir una vida diferente. No es lógico que una persona que tiene sus pies sanos ande con muletas o una persona que padeció de cáncer, vaya todas las semanas a ponerse quimioterapia porque le gusta sentir el mareo…Vivir del pasado no es vivir. Recordar nuestros viejos fracasos y dolencias es matar nuestro futuro, porque siempre estaremos viendo hacia atrás. Aprendamos que si hemos recibido un milagro del Señor y hemos sido sanos, pues vivamos como personas sanas. Dejemos atrás el lecho del dolor y sigamos a adelante, puesta la mirada en el autor y consumador de la fe, el Señor Jesucristo.
Piense en esto y que Dios los bendiga.
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